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lunes, 24 de diciembre de 2012

My life always so rowdy

Hacía un viento terrible que me levantaba el flequillo y hacia oscilar mi pelo iniesto al vendaval. Mis manos estaban entumecidas.
Me encontraba allí parada en medio de la plaza esperándole.
Ya llegaba veinte minutos tardes. Como siempre.
No me cogía las llamadas. "Estará ya de camino" pensé.
Era él el que quería hablar eso tan importante conmigo, eso que solo me podía decir cara a cara. La razón por la que llevaba sin saber de él varias semanas. Y no aparecía.
Estuve esperándole una hora más.
Ni rastro.
Nunca más.
Desapareció de mi vida como pez en el agua. En un rápido visto y no visto.
Ni explicaciones, ni razones.
Solo un adiós.

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